1 de enero del año 1000: La sabiduría popular afirma que “Desde que empezó el mundo se está acabando”. Muchos han tratado de descubrir a lo largo del tiempo la fecha final en la cual el mundo que conocemos terminará por desaparecer. El cristianismo ha hecho parte de esta búsqueda; teniendo como uno de sus dogmas fundamentales una segunda venida de Jesús al mundo terrenal, diversos profetas y corrientes han dado fecha exacta a este acontecimiento. A finales del primer milenio cristiano, varios jerarcas y pensadores de la Iglesia europea dataron el primero de enero del año 1000 como el día para el retorno del Mesías, esto a consecuencia de una interpretación literal de algunos pasajes del libro del Apocalipsis que menciona al “milenio”. Al no cumplirse con esta profecía, la sensibilidad religiosa se modificó en alto grado y muchas corrientes dentro de la iglesia de la época comenzaron a realizar interpretaciones menos literales de la biblia. Algunos historiadores han expuesto que los avances logrados en la Baja Edad Media tuvieron algo que ver con el hecho que los europeos abandonaron la creencia de un final próximo para el mundo. A partir de este acontecimiento, diversos movimientos que basan sus creencias en el “fin de los días” han sido denominados “milenaristas”. Algunos de ellos estuvieron muy activos en cercanías del año 2000.