21 de enero de 1793: Después de la toma de la Bastilla y la creación de la primera Constitución Francesa, la revolución que cambió el destino de las monarquías europeas y la forma de entender la política en Occidente tuvo un momento terriblemente álgido: el 21 de enero de 1793 Francia vio como el antiguo rey Borbón Luis XVI era ejecutado en la guillotina ante la aclamación de los republicanos. Las contradictorias actuaciones de Luis XVI fueron fundamentales en que este cayese en prisión, pero también lo fue su status de símbolo mayor del desgastado Antiguo Régimen, aquel que lucía como una “abominación” ante los ojos de los revolucionarios más radicales. Con la muerte de este monarca, el resto de familias reales europeas temieron lo peor. Los ecos de la revolución y el republicanismo comenzaron a asustar a las monarquías que gobernaban el Viejo continente.