5 de febrero de 1958: Sometidos por años a la injerencia e intervención directa de potencias extranjeras, los países árabes buscaron a lo largo del siglo XX una forma de conseguir su plena autonomía y así tomar la rienda de sus propios destinos. Este proceso contó con algunas figuras principales, pero entre todas ellas se destacó Gamal Abdel Nasser. Este político egipcio fue uno de los principales promotores del panarabismo, aquel movimiento que soñó con unir a todas las naciones de identidad árabe bajo la bandera de una democracia de carácter social y de talante laico, siendo este pensamiento muy distinto a los proyectos panislamistas patrocinados por grupos islámicos radicales.
Nasser luchó durante largo tiempo para conseguir este objetivo, pero la división entre los mismos países árabes y las acciones cometidas por naciones extranjeras terminaron por frustrar sus aspiraciones. Entre los pequeños triunfos que logró al respecto se encuentra la creación de la República Árabe Unida, producto de la unión entre Egipto y Siria entre 1958 y 1961. El 5 de febrero, Nasser fue nombrado presidente de esta nación y el 5 de marzo se aprobó su Constitución. Se pensaba que bajo esta república se lograría la unión de todas las naciones árabes. Sin embargo, este experimento fue efímero.
El golpe militar sirio del 28 de septiembre de 1961 puso fin a la experiencia de esta unión. Egipto siguió utilizando el nombre de República Árabe Unida hasta 1971.