Suspenso a la salud mental infantojuvenil en Canarias
Según Sabrina González, jefa de servicio de psiquiatría infantil del Hospital Materno Infantil de Gran Canaria, la salud infantojuvenil es «la hermanita fea de la medicina» y su desarrollo en las islas ha ido en paralelo al de la atención para adultos «pero de forma preocupantemente más lenta» respecto a oferta de recursos y planes gestores.
En el año 2006 se aprobó el programa de abordaje en este área, que ha originado un desarrollo gradual de la red pero que «aún sigue siendo insuficiente», detalló la especialista, quien precisó que en el año 2018 hubo 4.721 nuevos pacientes menores de edad y 57.039 consultas sucesivas.
Trastornos de conducta
En relación con los diagnósticos, y de acuerdo con los datos de 2016, la mayoría se debió a trastornos de conducta y de las emociones al inicio de la infancia y de menores «oportunistas desafiantes», donde se asigna a las anomalías que no se sabe adonde van a encaminarse con exactitud.
Por detrás se sitúan los trastornos del desarrollo, de la personalidad, de la conducta alimentaria, del ánimo y del humor (neuróticos), psicóticos y discapacidad intelectual.
González señaló que los casos de trastorno del espectro del autismo han aumentado debido a que ahora el diagnóstico es más «exquisito», así como los trastornos por ansiedad.
Tan solo un 4-6% de los menores atendidos en este área sufren algún trastorno mental grave. Concretamente, el área de salud mental infantojuvenil del Hospital Materno Infantil de Gran Canaria diagnosticó a 40 pacientes en el año 2016.
Sin tratar dos años después de surgir la enfermedad
Uno de los problemas es que hay menores no tratados tras dos años de la aparición de la enfermedad, muchas veces por temor de los padres o tutores a que les quiten la custodia.
De acuerdo con González, una patología con tanto tiempo sin tratar «hace mella en el cerebro». De hecho, la génesis –la vulnerabilidad– nace en la etapa de 0 a 6 años, aunque tan solo el 20% son diagnosticados correctamente.
No obstante, en el caso de los trastornos mentales graves en adultos se sabe que aparecen antes de los 14 años por factores de riesgo como la pobreza, el fracaso escolar, la falta de referentes y condicionantes familiares y sociales. En situaciones como la exclusión social y el fracaso educativo los datos «son para sacar los colores».
Menores vulnerables
La especialista está en contra «del intento de traspasar» a las aulas ordinarias a unos 37.000 alumnos con necesidades especiales, ya que deberían crearse modalidades educativas específicas adaptadas a los mismos.
Advirtió que en el área de salud mental infantojuvenil «nos enfrentamos a nuevos retos», puesto que existe un caldo de cultivo donde se genera una vulnerabilidad importante, como la facilidad de acceder a tóxicos, el abuso de la tecnología, el repunte de conductas machistas, la falta de tiempo en familia y la falta de límites «para los niños tiranos sin capacidad de esperar ni de esforzarse».
Canarias llega tarde
En el archipiélago «a duras penas hacemos frente al diagnóstico y la intervención, pero llegamos tarde muchas veces, y ni de lejos llegamos a la prevención, algo fundamental en las primeras etapas» de un trastorno mental, añadió González.
Por ello, es importante completar la red con equipos multiprofesionales de enfermeros, psicólogos, psiquiatras y trabajadores sociales con formación específica, así como la creación en las dos provincias de dos unidades de hospitalización breve infantojuvenil.
¿Internamiento con adultos?
Se prevé que las correspondientes unidades sean inauguradas en el año 2022 en la provincia de Las Palmas y al año siguiente en la de Santa Cruz de Tenerife.
Actualmente se atiende a los menores de 14 años en la planta hospitalaria de pediatría y los mayores de dicha edad en la unidad de internamiento breve de salud mental de adultos, algo que no es conveniente para un primer ingreso hospitalario.
Según González, «el niño no es una pieza de puzzle, es un todo y como tal hay que tratarlo y no puede convertirse en una papa caliente, porque así no vamos a resolver nada».