Acuicultura en Canarias

0 920


 

El cultivo

La acuicultura cría organismos acuáticos (peces, moluscos, algas, etc.) para el consumo humano igual que una granja lo hace con pollos, cerdos, vacas u otros animales. Por definición, un cultivo es el proceso mediante el cual se cría una especie bajo condiciones controladas, proporcionándoles el alimento necesario para su crecimiento y desarrollo.

Si este proceso abarca el ciclo biológico completo se denomina cultivo integral. Si, por el contrario, solo se llevan a cabo algunas fases de su ciclo de vida, se le considera un semicultivo o cultivo parcial, que normalmente suele abarcar las etapas de engorde bajo control a partir de juveniles obtenidos de su medio natural.

En Gran Canaria, todas las granjas de acuicultura son cultivos integrales, lo cual supone que nacen en cautividad de progenitores importados del exterior (nunca de pesca extractiva). Desde el primer momento, tras el destete, los alevines se adaptan a comer pienso de alta calidad y a vivir en los tanques en tierra, altamente tecnificados, en los que nacieron. Cuando alcanzan la talla suficiente pasan a las jaulas en mar abierto donde son mimados hasta que obtienen el tamaño comercial para ser vendidos enteros y frescos (entre doce y quince meses).

Las especies

Actualmente, en Gran Canaria se crían de forma industrial tres de las más de cien especies existentes en nuestras aguas y existen experiencias muy prometedoras de medregal (Seriola dumerili), almeja canaria (Haliotis tuberculata coccinea), jurel (Pseudocaranx dentex) y bocinegro (Pagrus pagrus).

Las tres especies de acuicultura en Gran Canaria son:

Dorada (Sparus aurata), en jaulas flotantes.
Lubina (Dicentrarchus labrax), en jaulas flotantes.
Lenguado (Solea senegalensis), en tanques en tierra.

No todas las especies marinas son válidas para su cultivo. Únicamente pueden cultivarse las que cumplen los siguientes requisitos:

Que hayan sido exhaustivamente investigadas y se conozca su ciclo de vida completo y, por tanto, sus necesidades nutricionales y ambientales.
Que se conozcan las características técnicas necesarias de las instalaciones para su cultivo y puedan construirse de forma óptima y eficiente.
Que sean productos apreciados por el consumidor, con un valor comercial suficiente para cubrir los gastos que genera su crianza.

La alimentación

Los peces marinos son, en su mayoría, carnívoros u omnívoros durante toda su vida y se alimentan de otros peces, crustáceos, moluscos o gusanos. Todos sin excepción tienen una dieta rica en proteína animal al menos en algún momento de su ciclo de vida. La alimentación en acuicultura se realiza con piensos diseñados partiendo de los ingredientes nutricionales básicos de cada especie. Estos piensos, que en la Unión Europea son siempre de alta calidad, satisfacen las necesidades biológicas de los animales asegurando su bienestar a la vez que un control veterinario óptimo.

La alimentación de acuicultura en Gran Canaria, al igual que en todo el territorio de la Unión Europea, cumple la más exigente normativa legal del mundo, y su elaboración se rige por los principios del Desarrollo Sostenible. En los inicios de la actividad, los piensos eran fabricados a partir de harina y aceite de pescado por lo que, para cultivar peces, había que recurrir al mar. El gran esfuerzo en investigación llevado a cabo en las últimas décadas ha dado como resultado que las anteriores materias primas procedentes del mar se combinen con otras de origen terrestre, reduciendo al máximo la presión ejercida sobre el medio marino. Los ingredientes principales de los piensos para peces en la Unión Europea son harinas y aceites vegetales y de pescado complementadas con elementos nutricionales obtenidos a partir de proteínas de animales terrestres, transformadas conforme a la normativa vigente. Estos cambios en la composición de la alimentación de los peces de acuicultura no suponen ir en contra de su naturaleza, ya que el contenido de los modernos piensos es idéntico a su dieta original (aminoácidos, ácidos grasos, vitaminas, etc.).

Las aguas

Las temperaturas y los nutrientes de las aguas son los dos factores clave para que una especie pueda desarrollarse con técnicas de acuicultura en mar abierto.

La temperatura de las aguas de Gran Canaria, al igual que las del resto de las islas del archipiélago, se caracteriza por ser constante a lo largo del año, manteniéndose en un rango entre 18º y 25ºC, formando parte de las llamadas "aguas templadas". Los bruscos descensos de las temperaturas invernales de otras latitudes dificulta mucho que los peces cultivados ganen peso; por el contrario, la temperatura constante de nuestras aguas hace que su crecimiento se produzca seis meses antes que en otras latitudes. Alguna especie que requiere temperaturas diferentes se está cultivando en tanques en tierra, posibilitando el cultivo de especies como el lenguado.

Respecto a los nutrientes de las aguas canarias, sus concentraciones no son muy elevadas. Este es el motivo por el que en Gran Canaria se cultivan en tanques en tierra ciertas especies filtradoras como mejillones, almejas o la almeja canaria u oreja de mar (esta última en fase experimental). La falta de nutrientes, que a priori parece una dificultad, constituye una ventaja para las estructuras flotantes y sumergidas de las instalaciones, pues la cantidad de organismos sésiles (fijos al sustrato) que se acumulan en ellas es mucho menor, haciendo que su conservación y mantenimiento sea más sencillo y económico.

Las zonas

El principal país productor de acuicultura mundial en toneladas es China (60 % de toda la producción mundial), seguido de lejos por Indonesia e India (algas, tilapia, carpas y langostinos), Vietnam (panga, carpas y langostinos) y Filipinas que suman entre los tres un 20 % del total mundial. Comparando el valor comercial de las producciones por países, los europeos, al igual que otros tecnológicamente más desarrollados que algunos asiáticos como Noruega, Chile o Japón, suben algunas posiciones al haberse especializado en especies como el langostino o el salmón atlántico que se comercializan a mayor precio.

Las Islas Canarias cuentan con granjas marinas en Lanzarote, Tenerife, La Palma y Gran Canaria. Las instalaciones de jaulas flotantes para cultivos en esta última se concentran en la bahía de Melenara (municipio de Telde), en la de Gando (municipios de Ingenio y Agüimes) y desde la Punta de Tenefé hasta la Punta de Tarajalillo (municipio de San Bartolomé de Tirajana). Los puertos base utilizados por estas tres zonas son los de Taliarte, Arinaga y Castillo del Romeral respectivamente. En la actualidad existen dos proyectos más en tramitación para los municipios de La Aldea de San Nicolás y Mogán.


 

El mercado

La industria acuícola asegura al consumidor frescura y calidad pues cuida al máximo el proceso de manufactura y distribución de sus productos. Una vez que los peces salen del agua pasan a la sala de empaquetado donde, tras ser lavados convenientemente, son clasificados por tallas. Después se colocan cuidadosamente en cajas de porexpan blanco que, rellenas con hielo en escamas de uso alimentario, se sellan y etiquetan con las especificaciones del producto. Las cajas con el pescado llegan a los puntos de venta en camiones isotermos para mantener siempre el producto bajo condiciones óptimas de frío y conservación.

Un alto porcentaje de la producción canaria se exporta a la Península a través de la red de Mercas, MERCASA, que distribuye el 50 % del volumen total nacional. Precisamente esta dependencia del mercado exterior es uno de los principales puntos débiles del sector en Canarias. Considerando la lejanía y las dificultades de transporte, las empresas canarias soportan un sobrecoste decisivo, calculado en torno a 1,20 € por kilo de producto final si se usa como referencia el mercado de Madrid. Este sobrecoste se origina principalmente por fletes, agencia de aduanas en origen y destino, cajas suplementarias y empaquetado especial debido al cambio de aviones.

Analizando la evolución del mercado en países con mayor tradición acuícola que el nuestro (Noruega, Escocia, etc.) se observa cómo esta industria ha ido diversificando su actividad para adecuar el producto a las necesidades del consumidor. La demanda del producto pesquero ya elaborado, haciéndolo más atractivo para el consumidor, es cada vez mayor (envasado, limpio de víscera, fileteado o con elaboraciones más complejas).  

Actualmente, en Canarias ya existen algunas experiencias en este sentido, especialmente con la lubina ecológica. Cultivar otras especies comercialmente rentables que se sumen a las cinco que ya se trabajan en Canarias es otra forma de diversificar nuestra industria acuícola. Las investigaciones llevadas a cabo indican que otros espáridos (bocinegro y sargo) y carángidos (medregal) podrían incorporarse a la producción en el mar. Junto a ello se están poniendo a punto técnicas de cultivo en tanques de tierra para moluscos no filtradores (almeja canaria), con experiencias muy exitosas, y a pequeña escala, producción de macroalgas para la alimentación humana, ganadera, abono de cultivos terrestres o para la industria farmacéutica.

En general, la mejora de la calidad de vida se traduce en un aumento de los requerimientos del consumidor en cuanto a calidad y cantidad de pescado fresco. Por ello, la industria del cultivo de peces marinos disfruta de buenas expectativas de crecimiento, ya que es la única actividad que permite asegurar un suministro regular de pescado de alta calidad que complementa las capturas de la pesca extractiva.

¿Y nuestros pescadores?

El declive de las capturas pesqueras desde los años 90, el aumento de la población mundial y el crecimiento del consumo de proteína saludable del pescado evidencian que la acuicultura es la vía para equilibrar el aumento de la demanda sin alterar el medio marino ni poner en peligro las especies más consumidas. La acuicultura y la pesca artesanal son, por tanto, complementarias y en Gran Canaria conviven a la perfección.

En Canarias, solamente tres de las más de cien especies comerciales de nuestras aguas se están cultivando. La acuicultura representa el 3 % de la actividad pesquera del archipiélago, por lo que pensar que acabará con la pesca artesanal es inimaginable. Además, la acuicultura en mar abierto en Canarias demanda servicios que pueden ser ofrecidos por las cooperativas y cofradías de pescadores. La reparación de embarcaciones y redes, el transporte de pescado o el suministro de  hielo son algunos ejemplos de una "simbiosis" que, lejos de acabar con la economía de los pescadores de Gran Canaria, se dibuja como una nueva fuente de ingresos complementaria para ellos.

Leave A Reply

Your email address will not be published.